En Carlsbad está Legoland, por eso llegamos hasta ahí, la idea era que Francisco y Caro fueran al parque de diversiones, mientras Macarena y yo esperáramos en la pileta hasta que estuviera la habitación lista en el mismo hotel de Legoland que habíamos reservado para pasar la noche de Navidad.
Para el almuerzo, y sin haberlo programado, volvimos del centro y justo Caro y Fran volvieron del parque, así que nos encontramos los cuatro y comimos juntos en el bar del hotel.
Después volvieron a irse al parque y nosotros dos, con la habitación ya habilitada, aprovechamos para descansar un poco.
Nos tocó la habitación de los Lannister...
Francisco disfrutó muchísimo el parque de Legoland y no dejó juego por recorrer.
Ya en la habitación se encontraron que la gente del hotel le había dejado un enigma que resolver, recorrimos el hotel (que está todo ambientado con Legos, desde las paredes, hasta las alfombras y los techos, ¡hasta los ascensores cuando cierran las puertas se transforman en dicos legos!) buscando las pistas y con el enigma resuelto pudimos abrir el cofre secreto y descubrir dos tesoros legos para los chicos.
A la noche cenamos pantagruélicamente en el restaurant del hotel, cada uno lo que quiso (Fran disfrutó especialmente, porque como el hotel es para chicos, había mesas especiales de buffet a la altura de los chicos) y nos fuimos a dormir esperando la llegada de Papá Noel.
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