martes, 23 de diciembre de 2014

San Diego - Un zoológico increíble

El Jet Lag hizo que nos durmiéramos antes de las 10 de la noche y antes de las 6 ya estábamos despiertos (hecho que al final de cuentas nos sirvió para todo el viaje, porque nos acostamos con el sol y nos levantábamos al amanecer, aprovechando al máximo las horas de día), así que desayunamos en Denny´s y nos fuimos al zoo temprano. 



 



 


 


 



El zoológico de San Diego es uno de los zoológicos más famosos de mundo, no sólo por ser uno de los pocos que tienen un plan de conservación especialmente dedicado a los osos pandas, sino por la gran diversidad de fauna que habita sus extensas hectáreas, fama que tiene muy bien ganada.


 


El Demonio de Tasmania es sencillamente impresionante, con esos colmillos imposibles, pero fueron los felinos los que más que rompieron la cabeza, como ese chiquitín, que no me acuerdo que raza es, que lo llamaba la madre con una especie de ladrido seco y él la miraba con cierta indiferencia gatuna.


 



Las otras estrellas son los koalas, que tienen un sector dedicados nada más que para ellos y un árbol para cada uno, y el Firefox, que estaba buscando Caro, por suerte se despertó para que pudiéramos verlo.


 


Los que sí nos partieron el alma fueron los orangutanes, todos pegados al vidrio, mirando a la gente...




Nos quedamos hasta las 3 de la tarde recorriendo todo el zoológico, que es fantástico, enorme y con un montón de animales que no habíamos visto nunca. 
De ahí nos fuimos a Sunset Boulevard, donde bajamos a la playa y nos quedamos a ver un atardecer sobre el mar precioso.



 

 

 

 

 

Después nos fuimos a cenar sushi y de ahí a la pileta para terminar el día mirando las estrellas desde el agua.


  

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