lunes, 29 de diciembre de 2014

Solvang/Pismo Beach/San Luis Obispo - Entre aebleskiber y mariposas

Comenzamos nuestro viaje hacia el norte de California. Cuando armamos el recorrido descubrimos que entre Los Ángeles y San Luis Obispo, donde haríamos nuestra primer parada, había un pequeño pueblito llamado Solvang, construido al estilo danés y que tenía ciertas "delicatessen" que debíamos probar. Así que hacia ahí dirigimos el GPS.


 


Solvang definitivamente se puede denominar como pequeño pueblito danés en medio de la California americana, pero la verdad, si salís un poco del centro y empezás a caminar algunas cuadras de los suburbios encontrás que no es tan pujante como hace parecer las coloridas vidrieras de las pastelerías nórdicas.


 

 

 

Como es nuestra costumbre, Caro ya había averiguado cuáles eran los tips imperdibles de este destino, uno era la pastelería "The Solvang Bakery", que tenía unas galletas danesas increíbles y unas casas de jengibre magníficas (compramos una lata de galletas que nos servirían de desayuno en San Francisco ya que el hotel no lo tenía incluido).




Y "The Solvang Restaurant (se mataron con los nombres), donde teníamos que comer los famosos aebleskiber (que no nos parecieron gran cosa) que fueron acompañados con unas mucho más interesantes salchichas alemanas.


 


Lo peculiar de la visita fue el señor ¿escocés? con terrible pollera y mucho más terrible cinturón que no se llega a apreciar en la foto.


 


Con la panza llena y el corazón contento nos fuimos hacia Pismo Beach, al hogar de las mariposas monarcas...
Fran, con su tablet, como en todo el viaje...


 


Pismo Beach es un pequeño paraíso de casas de madera frente al mar. Después de preguntar en una oficina financiera estatal (los de turismo se habían ido a comer) fuimos al parque de las mariposas.


 

Pismo Beach es el lugar elegido por las mariposas monarca para depositar sus huevos y de repente eclosionar en millones de mariposas de colores que envuelven los árboles frente al mar.
Cuando uno levanta la cabeza ve sólo ramas y hojas, pero de repente descubre que eso que uno creía eran hojas son miles y miles de mariposas posadas sobre las ramas.



 


También fuimos a la playa de Pismo Beach, que tiene un muelle y una pasarela de madera muy pintoresca.


 

 

 

 


 


Comimos un yogurth helado con mil porquerías encima y salimos para San Luis Obispo, apenas unos diez o quince kilómetros tierra adentro.
Nos hospedamos en el hotel, dejamos la ropa a lavar en una "laundry" y descubrí el "Pasaje de los chicles", un lugar famoso para los freckies, que es un pequeño pasaje de no más de metro y medio de ancho por una cuadra de largo, donde la gente decidió, durante años, decorar sus paredes con chicles masticados. Un lugar tan repulsivo como fascinante, Caro no pudo dar ni tres pasos que salió asqueada.

 


Cenamos en el Madonna Inn, porque era famoso su baño de caballeros donde hacés pis sobre una cascada artificial (que de hecho es bastante desagradable y hasta da un poco de culpa malgastar tanta agua) y sus tortas de postre.

 



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