sábado, 3 de enero de 2015

San Francisco - De los barrotes a la libertad

Nuestro último día en San Francisco tenía que ser memorable, qué mejor que arrancar conociendo el presidio más famoso del mundo y cerrar caminando por las calles donde surgió el Flower Power...


Reservamos en el primer turno del tour a Alcatraz, nos recantamos de frío en la fila, pero nos sirvió para exprimir el último día en San Francisco.
Visitar la cárcel de la isla de Alcatraz uno lo puede encarar de dos formas diferentes, o como un recorrido turístico más, que tiene su interés, o concentrase en lo que significó ese lugar, en las vidas que pasaron y acabaron en esas piedras y tratar de absorber esa historia.
Yo personalmente opté por la segunda opción, y realmente es emocionante, abstraerse de la parte comercial, de la ficción obligada del museo, olvidar que la voz que nos cuenta la historia está en esos auriculares, buscando entender qué significaba entrar a ese edificio sabiendo que uno no iba a salir en diez años, tocar las paredes, sentarse dentro de las celdas, imaginar las duchas, las comidas, las esporádicas salidas al patio, el olor a mar y el sonido distante de las gaviotas...
Me encantó la visita a Alcatraz.


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 


A la vuelta nos escapamos de nuevo al Fisherman´s Warfh, no podíamos dejar de seguir probando la Clam Chowder de otro puestito, junto al postre obligado de los buñuelos del Codmother.



Después nos tomamos dos colectivos (el sistema de transporte de San Francisco es re contra eficiente, más allá de los tranvías y los cable car, los colectivos van en línea recta de una punta a la otra, sin doblar, uno debe tomarse una línea, bajarse y tomarse otra y llega a cualquier lado, siempre con el mismo boleto, nosotros habíamos comprado un pase libre para los tres días) y nos fuimos para el 
Haight Ashbury, el barrio más hippie del mundo.



 

 




 

 


También caminamos unas cuadras por el Golden Gate Park (que tendrá el mismo nombre pero no tiene, geográficamente hablando, nada que ver con el puente), que es como el Central Park de Nueva York, en tamaño especialmente.
Hermoso parque, extraña gente...


 

 



Ya de vuelta al centro cenamos en Lory´s Dinner, un re contra hiper típico dinner americano con sus ice cream sodas y sus hamburguesas con papas fritas.


 

  

 

Ahora para preparar los últimos días en Nueva York, que según dicen, está bien helada.

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