lunes, 5 de enero de 2015

Nueva York - De Brooklyn al Grand central

Sabíamos que íbamos a caminar en Nueva York (como si no hubiéramos caminado en el resto del viaje), pero lo de hoy fue de locos, desde Brooklyn hasta el Ground Zero, del Ground Zero hasta el Greenwich, y de la Grand central al hotel...

Nunca antes habíamos ido a Brooklyn, era una deuda pendiente desde hacía años, nos tomamos el subte y ya en el vagón fue una experiencia religiosa. El tren sale a la superficie para cruzar el East River, desde donde se ve la estatua de la libertad entre las columnas de hierro que pasan. 
Un señor, cubano creo, que nos escuchó hablar nos dio algunos consejos de donde bajarnos y que nos regaló un calendario del 2015 que venía en su diario, cuando el subte subió al puente se levantó y se quedó congelado mirando el horizonte con la dama de la antorcha, fue un momento mágico.

 

Nos bajamos por ahí, caminamos mucho por ahí, y saciamos nuestros ojos de Brooklyn y nuestra panza en Junior´s.


 

 

 

 

 


 

 
¿Les conté que hacía frío?



Luego encaramos el puente, otro puente, como el Golden, pero a Manhattan.


 

 


 

 

Sin casi detenernos ni darnos cuenta llegamos al Ground Zero, que es donde estaban las Torres Gemelas. Los señores estadounidenses son unos maestros a la hora de generar conciencia colectiva y tienen los medios para lograrlo. Donde estaban las torres, en el perímetro exacto de una de ellas, dejaron un gran agujero, de unos cincuenta metros de profundidad, rodeado de una tarima de metal donde tienen grabados los nombres de todas las víctimas. Por debajo de ellos pasa un torrente de agua que cae, increíblemente lento, en cascada, casi llorando, al fondo de ese pozo interminable. Y si es el cumpleaños de alguno de los que perdió la vida el 11 de septiembre, dejan una rosa en su nombre. Difícil dejar de emocionarse, aunque uno no comparta ni comulgue con ninguno de sus conceptos ni filosofía, todos tenemos una fibra única que nos hace humanos.



 

 

 

Almorzamos en un lugar que tampoco conocíamos, el Winter Garden. Cada uno comió lo que quiso, obviamente Francisco pidió su consabido sushi, nosotros aprovechamos y compramos nuestro almuerzo en un lugar que no pudimos comer la anterior vez por el Sandy, en Num Pang, un restaurant camboyano, ¡delicioso! .


 


Después seguimos caminando hacia el Soho y Greenwich Village, llenandonos los ojos de Nueva York, hasta llegar al Washington Square, con su famoso arco de triunfo.



 

Cenamos en la Grand Central, que es la estación central de trenes de la ciudad, debajo del gran salón tiene todo un sector de restaurants.


 

 

Lo loco fue que cuando entramos nos encontramos con cientos de efectivos de las fuerzas más diversas de seguridad, había policías, seals, hasta de la guardia montada canadiense, con sus pantalones y sombreros ridículos, eso sí, más armados en en Irak. Lo que pasaba es que hacía unos días había sido el asesinato de los dos policías, producto de los asesinatos policiales a dos chicos negros y había justamente, en el gran salón, una manifestación contra el gatillo fácil...



Para cerrar el día, dejamos a los chicos en el hotel y con Caro nos fuimos hasta la 3ra y la 55, donde está el P. G. Clark's, un histórico bar de Nueva York, el cual sirvió de modelo para ambientar una de las escenas claves de la serie Mad men. Nos tomamos cada uno un Old Fashioned, puse en la rockola que tenía al lado Fly to the Moon de Sinatra y por un fugaz momento nos mudamos a los dorados cincuenta.

 

 



Cuando el embrujo se disolvió, volvimos caminando y casi no nos sorprendimos cuando a pocas cuadras nos cruzamos con la filmación de una película, y entre las luces creímos reconocer a Joseph Gordon-Levitt, ya saben si en un año ven una película con este muchacho, caminando por las veredas de Nueva York frente a Sacks, de remera y pantalones negros, acompañado de otros dos tipos a su lado, en plena Navidad, sepan que en la vereda de enfrente estábamos nosotros dos de la mano. 



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